viernes, 3 de agosto de 2007

Contextos y desafíos para la práctica docente en Chile

Algunos aspectos de la sociedad contemporánea

Insertos en la globalización, donde la nueva economía electrónica global se instala y se conforma, en plena crisis de los modos de representar y cambios de paradigmas, se configura una concepción de realidad lejana a aquella que la comprendía como un cosmos cuantificable y ponderable. Podríamos enunciar que hoy palpamos una realidad cercana al concepto de caleidoscopio, es decir, una realidad multifocal, difícil de objetivar y más próxima a la subjetividad.

Hoy, la idea de que la especie humana puede dar cuenta de la realidad completa cambia. Como sugiere Morín: ¡cuántas fuentes, causas de error y de ilusión múltiples y renovadas sin cesar en todos los conocimientos!.

Por esto, se ha llegado a plantear, desde los estudios estéticos por ejemplo, que estamos viviendo una verdadera desrealización, expresado en la renuncia a la capacidad de formular leyes estáticas o la verdad de los acontecimientos en cualquiera de sus dimensiones, sino que más bien se tiende a posibilitar la verosimilitud de tales acontecimientos. La realidad ya no es todo aquello ponderable. Algunos creadores, incluso han expresado que sus protagonistas “hablen” de acuerdo a su propia disposición (los novísimos narradores). De esto resultan situaciones limítrofes respecto de la vida ordinaria. La causalidad de las situaciones insólitas tiende a esconderse y la linealidad propia de lo común es quebrada por nuevas lógicas que los propios personajes pueden identificar.

Este fenómeno también se desplaza en nuestra región. Los procesos de globalización ocurridos en Chile y América Latina, han provocado modificaciones en nuestras sociedades. Particularmente considerables son los efectos en el plano cultural, debido a un cierto trasvasije a Latinoamérica de una cierta forma de convivencia, comunicación y transmisión educativa proveniente de los países altamente industrializados y tecnologizados, verdaderos líderes de la economía digital y multinacional.

Sin duda, el desarrollo de los procesos formativos en la región también están fuertemente ligados a los cánones prescritos en aquellas comunidades científicas y/o financieras que no observan y viven las complejas sociedades y culturas que se expresen en América Latina, sino que más bien las miden y las prescriben. Todo ello es parte del fenómeno de la Globalización, que ha penetrado en las más variadas formas de convivencia e interacción social. Ello se puede observar en la atención que nuestros gobiernos hacen en relación con las políticas mundiales emanadas de esos centros multinacionales.

Globalización que nos apela a interactuar, a intercambiar, a expandir. No obstante, aún pareciera que sólo los ámbitos de la medición económica, la construcción de eficacia y eficiencia social y de una plataforma digital para los negocios e intercambios de mensajes, son los utilizados en nuestras sociedades.

Desde ese escenario, habría que atender que de acuerdo a Antonio Giddens, la globalización es política, tecnológica y cultural, además de económica y se ha visto influida, sobre todo, por cambios en los sistemas de comunicación.

Los desafíos y exigencias a la educación en Chile

América Latina ha vivido un proceso de grandes transformaciones culturales, específicamente producto de la construcción republicana que implicó adoptar y adaptar el pensamiento y convivencia social, cultural, política y económica de Europa (la metrópolis). Actualmente, asistimos a algo similar, pero de mayor envergadura y complejidad. Por un lado, ya no se trata de la metrópolis con monarquías que proclamaban el universitas christiana, y por otro, tampoco de una suerte del viejo provincianismo que existió en América Latina cuando estaban apuntaladas las primeras repúblicas. Se trata de una América Latina que ha sobrellevado los efectos de la globalización cultural y económica, que se ha expresado en cambios en los estilos de vida; en el deterioro de las condiciones medioambientales; en la diversidad, fragmentación y complejidad de la vida cotidiana; en la subvalorización del patrimonio público; en el debilitamiento de identidades históricas; en una definición del Estado que le comprende como regulador y supervisor de transacciones de agentes del mercado; en un contexto en que para muchos la utopía es una “sociedad sin utopías”, ni grandes relatos, tan característico de la temprana modernidad latinoamericana. Esa visión aún se plasma en las denominadas instituciones concha, ya inadecuadas para las tareas que están llamadas a cumplir.

Como manera de conformar la construcción social actual en la región, aparece relevante propiciar, permitir, estimular la constitución de identidad; del sujeto y de la cultura local. Ya Alan Touraine declaraba esa significancia cuando asumía que una de las formas de construir identidad era el fortalecimiento de la cultura local, siendo el proceso formativo un ámbito fundamental para tales efectos. En ese mismo sentido, y atendiendo a Néstor García Canclini, hay que señalar que esa constitución se enmarca en un espacio cultural híbrido, que relaciona las diversas culturas populares latinoamericanas, así como las grandes configuraciones expresadas en la mixtura afro, europea y originaria que componen la matriz de esta nueva región mundial.

Ello grafica que el proceso de globalización no es un fenómeno acabado, agotado, petrificado en sus sentidos y significados, como algunos pensadores pretenden, otorgando al estado actual de cosas la característica de perenne, inmodificable, incuestionable, sino que se establece como un mundo en movimiento, donde el lenguaje propiciador de diálogo permanente y las subjetividades expresadas en las interacciones sociales del mundo cotidiano, configuran la búsqueda de novedosas fórmulas para configurar la verosimilitud de los postulados que enmarcan nuestra convivencia.

En esa búsqueda y construcción, los procesos formativos se establecen como verdaderos campos de producción y constitución del sujeto latinoamericano, lo que viene a otorgar a esos procesos formativos un rol fundamental en la configuración, tanto de esos sujetos en formación, como de las identidades culturales locales que constituyen dinámicamente la identidad latinoamericana.

Atendiendo la significancia de los procesos formativos para construir identidad y cultura en América Latina, habrá que señalar que en nuestro país, desde los actores de ese proceso formativo, se empieza a esbozar una reflexión profunda de esos fenómenos, alejada del clásico fundamentalismo económico-positivista, predominante y hegemónico en bastas latitudes. Si esta reflexión colectiva a generado algo en común es sin lugar a dudas, identificar a la educación como el escenario propicio para – por una parte -, generar identidades con gran eficiencia social, y – por otra-, sujetos aprendientes, juiciosos, críticos y reflexivos. Ya no basta con la consideración de los iniciados modernos latinoamericanos, que planteaban la edificación social; hoy se trata de formar un sujeto, con conciencia social e identidad histórica, preparado para un desarrollo integral y universal, con cierta independencia, autonomía, formando un ser sociable, para permitir la heterogeneidad de sus miembros creciendo juntos en un ambiente de libertad, democracia y equidad. Esa formación se da en contextos dinámicos e interactivos, que nos recuerdan que nuestras sociedades deben enfrentar nuevos desafíos. Sin duda; y aproximando a Giddens, hay que manifestar que las naciones afrontan hoy riesgos y peligros en lugar de enemigos.

Esta apelación tiene su concretización en uno de los escenarios sociales y culturales más fascinantes vividos por la especie humana en los últimos siglos; me refiero a la revolución de las tecnologías, que han permitido acumular conocimiento como nunca antes, además de permitir acortar las distancias, haciendo interactiva la comunicación. La manifestación más visible de esta gran red interdependiente lo constituye Internet – la World, Wide, Web-.

Instalados en un escenario de cambio mediológico, vivimos procesos de transformación profunda en el formato de la transmisión y recepción, en el soporte a través del cual se realiza la mediación comunicativa. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación están transformando la manera de aprender y enseñar. Adultos, jóvenes y niños / as se “apropian” de la cultura mediática existente; familiares y amigos también conviven con la TV. Cable, el RedBanc, los DVD, los celulares, entre otros, es decir, en muchos ámbitos de formación y convivencia, las TIC están generando un protocolo de comunicación e interacción social, de carácter global que permite desconfigurar el sentido moderno del tiempo y la distancia, e incluso plantea la posibilidad de construir otros mundos posibles, a modo de “realidades virtuales”. Cabe señalar al respecto, que la masificación y democratización en el acceso a estas tecnologías, responde a políticas públicas regionales, que han querido producir, preservar y mejorar el capital humano. Esta característica se sitúa en un debate acerca de la finalidad de los procesos educativos; tarea aún no consensuada – sólo instalada desde un enfoque de poder hegemónico -, como lo es aquel que comprende el acto educativo, en su nivel superior, como una instancia para formar identidades cognitivas que alcancen una eficiencia social - profesional.

La posibilidad de constituir mundos posibles, a través de recursos digitales, implica a su vez disponer de una gran diversidad de medios de comunicación y de un sujeto activo en el acto comunicativo, todo lo cual viene a contribuir a la constitución de un sistema interconectado, en el cual se configura el mensaje como medio. Manuel Castells distingue esta situación cuando interpela lo planteado por Mc Luhan, y nos señala que la aldea de Mc Luhan era un mundo de comunicación de sentido único, no de interacción que no da cuenta de la la cultura de la era de la información, porque el procesamiento de la información va mucho más allá de la comunicación de sentido único.

Es tal la posibilidad de generar mensajes, que Castells, como contrapartida, nos propone la figura de la "virtualidad real", figura discursiva que manifiesta la multiplicidad de sentidos en el contexto medial actual, distinto a un sistema con sentido único. Y va más allá aún cuando manifiesta que el nuevo poder reside en los códigos de información y en las imágenes de representación en torno a los cuales las sociedades organizan sus instituciones, ante lo cual la gente construye sus vidas y decide sus conductas. En definitiva nos anuncia que la sede de ese poder es la mente de la gente.

Para Castells, el sitio a ocupar es la “mente de la gente”. Es el lugar destinado a recibir mensajes emitidos mediante nuevos códigos e imágenes de representación. ¿Todo es construcción mental, estamos atrapados por nuestro lenguaje?. ¿Hay una realidad externa a la “mente”?. Esto viene a manifestar la crisis epistemológica en relación con la construcción de sujeto, con el alcance de la objetividad, y finalmente, con el problema de la verdad y lo verosímil. Incluso, se ha sostenido un debate ontológico que no viene al caso aproximar.

Al igual que ocurre con diversas esferas de la sociedad, esta evolución tecnológica afecta a los sistemas de enseñanza, y no sólo a los medios didácticos sino a todos los elementos del proceso educativo: los objetivos de la educación, los actores: usuario/profesor, la institución que distribuye la enseñanza, la relación de comunicación; en definitiva, las redes de la world, wide, web constituyen un claro desafío para la educación, pero al mismo tiempo la educación, por ser uno de sus campos preferentes de utilización, constituye a su vez, un desafío para los servicios de información que en ella actúan.

Lo anterior ha contribuido a instalar en el desarrollo de la investigación educativa una necesidad de esclarecer, o por lo menos aproximarse, a la naturaleza de los procesos de aprendizaje de los seres humanos, analizando específicamente el conocimiento, actitudes y prácticas producidas por procesos mentales e intersubjetivos de las personas; lo cual aparece como importante para las propuestas educativas que tienen como propósito ayudar a evitar el aumento de las brechas sociales existentes a través de mejorar la calidad de la educación, entendiéndola como un factor clave de la movilidad social.

Hacer / se cargo de los desafíos educativos

En el inicio del siglo XXI, queda de manifiesto que la educación no es sólo un hecho restringido a la palabra escrita, sino que su saber recorre y se expresa por una amplia gama de medios de transmisión, apelando a todos los sentidos. Estos medios de comunicación tienden a configurar valores, conductas, pautas de consumo, actitudes. Cabría preguntarse si el cambio de soporte de producción, transmisión, intercambio y consumo de mensajes involucrados en este proceso formador implica la adecuación de la tradición pedagógica a los nuevos formatos comunicacionales, o viceversa, es decir, que los cambios mediáticos no impliquen necesariamente cambios en los modelos curriculares, finalmente, en los propósitos educativos.

Se trata de un desafío nada menor, considerando que en Chile aún subsiste la brecha digital, esto sin atender los mecanismos de alfabetización digital, la infraestructura disponible, y las habilidades cognitivas para emprender el conocimiento significativo.

La evolución tecnológica afecta a los sistemas de enseñanza, no sólo en los medios didácticos sino en todos los elementos del proceso educativo: los objetivos de la educación para la era de la información, los actores: usuario/profesor, la institución que distribuye la enseñanza, la relación de comunicación; en definitiva, las redes constituyen un claro desafío para la educación en la era de las comunicaciones, pero al mismo tiempo la educación, por ser uno de sus campos preferentes de utilización, constituyen a su vez un desafío para las redes y los servicios de información que en ella actúan. A modo de Giddens: Es necesario gestionar el riesgo.

Si miramos este fenómeno desde una perspectiva social y cultural, observaremos que las certezas de la era industrial se han transformado en incertidumbres, esta crisis de situación denota también una crisis de identidad, no en el entendido clásico de “crisis”, sino más bien en el sentido del cambio y la transformación constante.

En este escenario, los profesores se encuentran permanentemente socializando e internalizando estos cambios epocales. Se ocupan nuevos recursos como el computador, el video y otros; a su vez, los estudiantes “apropian” constantemente la cultura mediática existente. Se observa la instalación de un discurso que intenta establecer una relación fluida entre las instancias formadoras y educativas y los diversos elementos de este nuevo tramado técnico y mediático a través de propiciar una formación de generaciones de niños y jóvenes que contengan un proceso de apropiación para la vida, lo cual responde en gran medida a la necesidad de reflexionar y actuar en este ámbito por parte de los actores de la institución educativa, más aún cuando se ejerce en las realidades regionales una política pública y una gestión económica que no prioriza por solucionar las desigualdades sociales, lo cual obviamente no colabora a generar la igualdad de oportunidades esencial para el desarrollo de las personas.

De esta manera, la apreciación de Peter Berger conforma un sentido, cuando plantea que la sociología es una forma de conciencia. Así, nos apela para que comprendamos a la sociedad como un conjunto de interacciones sociales, y a su vez, como un conjunto de órdenes institucionales, en la cual las instituciones tiene un papel fundamental ya que se trata de un conjunto de roles organizados, respaldados por la autoridad y legitimados socialmente. Así, el rol individual, queda prescrito socialmente y de acuerdo a lo esperado por la sociedad.

Clave en ese sentido entonces es la configuración de la socialización tanto primaria como secundaria, atendiendo que las diversas generaciones humanas van internalizando “un mundo” que está en construcción social, de manera dialéctica, mediante la interacción, donde la socialización se establece como una inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad.

Sin embargo, Berger va más lejos aún; nos invita a desenmascarar, a develar lo obvio, lo que no se ve, lo latente. A “percatarse”, “examinar detrás”, a “adivinar su juego”, “mirar tras bastidores”. Esto se condice con el desarrollo de una conciencia sociológica, es decir, una conciencia de la situación; un “darnos cuenta”.

De esta manera, propongo un cambio de perspectiva en el rol del profesor, concibiendo lo particular como expresión de lo universal, asemejándose a lo definido por Emmanuel Kant cuando propone el juicio reflexivo. Por ende, apelo a un rol profesional que descubra, que abra mundos como comportamiento socialmente consensuado. Atento al habitus señalado por Pierre Bourdieu, y que incorpore a sus competencias la atención del mundo cotidiano del espacio formativo, que de cuenta de las ínter/subjetividades establecidas en la interacción social y que considere la importancia de la conversación y el uso del lenguaje tanto para la constitución de aprendizajes significativos como para configuración de mundos.

Desde esta posición, resulta plausible cuestionar, cuestionarnos el para qué educar, creo que es una interrogante clave desde la cual toda práctica pedagógica debe partir.

Se hace, por consiguiente, imprescindible para este nuevo rol profesional, a modo de principio precautorio, la comprensión social cuya base se construye en el aula. Esto nos sitúa en una posición de aventura del conocimiento reflexivo, aquella en la cual se refleja, el éxtasis, del acto de salir, en solicitud, de las cavernas para enfrentarse a la noche.

Bibliografía

Berger, Peter. Introducción a la Sociología, 1979.

Berger, Meter y Luckman T. La Construcción Social de la Realidad. Ed. Amorrortu. 1968.

Castells Manuel. La era información. Vols. I, II, III, Siglo XXI, editores, 1999.

Giddens, Anthony. Un mundo desbocado. Los efectos de la globalización en nuestras vidas. Ed. Taurus. 2001.

Morín, Edgar. Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro. Ed. Nueva Visión. Bnos. Aires.

Touraine Alain. ¿Podemos vivir juntos?. FCE, 1997.

1. El World-Wide Web (WWW) es un sistema hipermedia distribuido, accesible a través de Internet, que permite navegar con facilidad por una enorme cantidad de información. El WWW fue iniciado en el CERN por Tim Berners-Lee (Berners-Lee, 1993a; Berners-Lee, Caillau, Groff y Pollerman, 1992a y 1992b) con el objeto de integrar información accesible a través de una única red de ordenadores, pero mediante sistemas diversos. LA NAVEGACIÓN HIPERTEXTUAL EN EL WORLD-WIDE WEB: IMPLICACIONES PARA EL DISEÑO DE MATERIALES EDUCATIVOS. Jordi Adell. Dept. d'Educació, Universitat Jaume I. p.1. Castelló de la Plana. www.uib.es/depart/gte/adell.html

2. Abreviatura de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación.